Labitolosa
es una ciudad romana fundada en el área del Pirineo para asegurar la conquista
y el control de esta zona montañosa que separaba Hispania y la Galia. Su
localización está en las laderas del llamado Cerro Calvario de La Puebla de
Castro, en la provincia de Huesca; este cerro se eleva sobre el río Ésera y se
encuentra enclavado en las antiguas vías de comunicación que transcurrían el
valle del Cinca y el somontano pirenaico.
El
desarrollo de la ciudad se produjo en un breve lapso temporal, pues debió de
surgir hacia la mitad del siglo I a. C y fue abandonada a finales del II d.
C. Sin embargo, la ciudad no aparece mencionada en las fuentes clásicas,
ni siquiera en el texto de Plinio,
Historia Natural III 3, 24,
donde se mencionan las ciudades del conventus iuridicus Caesaraugustanus,
al que, sin duda, pertenecería.
El primer dato sobre la ciudad se obtuvo a partir de una inscripción (CIL
II 3008 = CIL II 5837) relativa a unos cives Labitolosani; en
el testamento del diácono Vicente, de época tardo-romana y fechado en el siglo
VI d. C., también se cita una terra labeclosana que parece referirse a
esta ciudad, cuya memoria aún seguía viva a pesar de haber sido abandonada
hacía ya algunos siglos. Es posible que la denominación Tolous que
aparece en el Itinerarium Antonini –datado
en el siglo III d. C., pero conocido por un manuscrito del siglo VIII- entre
Ilerda y Caesar Augusta se refiera a Labitolosa.
En 1991 se iniciaron los
trabajos sistemáticos y continuados –ya van por la décimo octava campaña- de explotación
del yacimiento arqueológico de Labitolosa realizados por el Departamento de
Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza y el Institut Ausonius
de la Universidad Michel de Montaigne de Burdeos. Fruto de estas
excavaciones ha sido el descubrimiento de una ciudad romana
y de una fortaleza musulmana.
El yacimiento alcanza casi 12 hectáreas en el Cerro Calvario, en cuya
cima, a 633 metro sobre el nivel del mar, se sitúa la fortaleza
musulmana. La ciudad romana se edificó sobre las laderas meridionales del
cerro y de ella ya se han localizado el forum, varios edificios públicos
–entre ellos una curia-, dos complejos termales, una domus y
otros restos de edificios privados, lo que, sin duda, implican una
planificación urbana perfectamente organizada y con los elementos
característicos de la cultura y el urbanismo romano.
El forum:
Esta
gran plaza pública y los edificios anexos se encuentran en el centro del
yacimiento; uno de estos edificios ha sido identificado con una curia. El
foro de Labitolosa está parcialmente conservado, pues las tareas agrícolas a lo
largo de siglos destruyeron parte de él, de manera que es difícil saber su
disposición completa. En la parte nororiental de la ladera se han
encontrado vestigios de edificios cuyas fachadas se abren a una gran plaza
abierta.
En
el foro la curia o templum ordinis es el edificio mejor
conservado y es uno de los pocos ejemplos de este tipo de edificios encontrado
en la Hispania romana. Su parte sur se abría al foro. La presencia
de una curia en una ciudad es símbolo de prestigio y de su auge económico y
social, así como el de sus clases más notables, pues era aquí donde se
realizaban las reuniones del ordo decurionum, es decir, la clase formada
por los ciudadanos notables que desempeñaban o habían desempeñado magistraturas
del gobierno y administración y que, por tanto, regían el gobierno de la
ciudad.
La
curia tiene unas dimensiones de 18,30 x 11 metros y está dividida en dos
estancias: un vestíbulo de 4 x 9,50 metros y una gran sala de 11 x 9,50
metros. En el interior de esta sala se encontraron una serie de
pedestales honoríficos y junto a tres de sus paredes veintiún zócalos de mármol
y caliza rosácea o amarillenta; cada zócalo debía de sostener un pedestal con
su inscripción y sobre el cual estaría la estatua del personaje nombrado en la
inscripción. En los flancos de la puerta había dos grandes basas de arenisca
con cornisas y pedestales ecuestres. De este conjunto se han conservado
en su sitio dos inscripciones, dedicada una al Genio de la ciudad
–representación de la divinidad protectora de la ciudad- y otra dedicada a un
notable labitolosano, Marco Clodio Flacco.
Edificios termales:
En Labitolosa se han localizado dos complejos termales de dimensiones y
cronología similares; ambos se encuentran muy próximos entre sí y son los
ejemplos de termas romanas más completos y mejor conservados en el territorio
de Aragón.
Termas I, datadas hacia los años 50-60 d. C. y construidas sobre edificaciones
anteriores que fueron derribadas, tienen una dimensión de 33,5 x 115,5 metros y
una superficie de 524 m2, incluyendo los dos ábsides de su fachada
sur. En su lado norte los muros conservados alcanzan hasta los 3 metros
de altura y se puede observar el hypocaustum del caldarium –o cella
soliaris- prácticamente intacto. Siguiendo un plano axial se pueden
seguir las estancias clásicas de unas termas: un gran frigidarium, un tepidarium,
un caldarium y el praefurnium –instalación anexa donde se
encontraba el horno que calentaba las estancias y el agua-; también se conserva
el solarium o terraza exterior en el lado sur de las termas para tomar
el sol; un pasillo recorre el edificio en el lado norte y en la zona noroeste
hay localizadas dos estancias cuyo uso se desconoce.
Al
recinto se accedía por una puerta de 1,5 metros en el lado oriental, entrando
al frigidarium; posteriormente esta entrada se cerró y se abrió otro
acceso entre el frigidarium y el muro oriental. El frigidarium
está situado en el lado sur y tiene un tamaño de 10 x 7,80 metros con suelo en opus
spicatum –similar al del solarium-, paredes revestidas en mortero
blanco sin decoración y con su piscina circular de agua fría al fondo –de 4,40
metros de diámetro y 1,05 metros de profundidad- con escaleras para descender a
la misma; la bóveda del frigidarium debía de tener decoración en estuco
modelado en forma de gran concha marina.
Al tepidarium se accedía por una puerta en la parte occidental
del frigidarium; no tenía ábside y sus dimensiones eran 7,5 x 5 metros;
fragmentos de su bóveda se conservan caídos sobre el hypocaustum; sus
paredes estaban decoradas con pinturas murales que imitaban el mármol; por otra
puerta se accedía al caldarium.
El
caldarium, rectangular, con ábside en el lado sur y con un techo
abovedado semejante al del tepidarium; sus paredes estaban pintadas en
color blanquecino sin restos de decoración pictórica; sus dimensiones eran 9,50
x 5,50 metros, con una piscina, denominada alveus o solium, de
5,50 x 1,5 metros, donde los bañistas podían sentarse o sumergirse
completamente. Las paredes de la piscina debían de estar hechas en mármol; en
el lado oeste se encontraba la testudo alvei, es decir, la caldera
metálica que calentaba el agua; en el ábside se encontraría el labrum o
bañera de agua fría para refrescarse dentro del caldarium.
Es de destacar la buena conservación del hypocaustum del frigidarium
y del caldarium. El praefurnium tenía un horno de 2,60 x
0,70 metros con una zona de acceso para su alimentación y limpieza de 2 x 1,40
metros. Una zona con suelo en opus signinum –mortero hidráulico- a
la misma altura que los muros del horno hace pensar en un depósito de
almacenamiento de agua.
Termas II, al sureste del otro complejo termal y también en muy buen estado de
conservación, tienen unas dimensiones de 30 x 15 metros y presentan una
disposición axial clásica en este tipo de edificios, diferenciándose claramente
las salas de agua fría y las salas calientes con su hypocaustum.
Su construcción data de los años 70-80 d. C. y estuvieron en uso hasta el
195. En el lado este los muros de las termas sobrepasan los 2 metros de
altura.
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